domingo, 30 de octubre de 2011

Cine diferente sobre vampiros (III): Stake Land (2010)

Continuamos con otra entrega de cine sobre vampiros que ofrezca un punto de vista más profundo o que analice el tema desde la perspectiva antropológica (si se me puede permitir) de este personaje ficticio pero inmortal, y que desde algunos prismas se puede analizar la nobleza o pobreza del ser humano, al igual que ocurre con las películas de zombies. Ejemplos de este género son "Déjame entrar" (2008), o las comentadas en esta sección "Thirst" (2009) y "El ansia" (1983).

Stake Land es una película de bajo presupuesto dirigida por Jim Mickle, que lanza una mirada a la soledad del ser humano como tema último más allá de el argumento centrado en los vampiros. En esta ocasión, ese análisis se dirige más a los humanos que al ser fantástico y terrorífico. Esa visualización, unida a cierta sensibilidad en la producción hacen de esta película un must see en el género.




Nos situamos en un futuro cercano en el que la población ha sido mermada por ataques incontrolados de vampiros. La situación en el planeta es desoladora, los supervivientes se protegen como pueden en una tierra hostil. 

Martin se encuentra con su familia cuando son atacados por un vampiro con gran brutalidad (escena notable al principio de la peli), pero consigue salvarse gracias a la ayuda de un cazavampiros solitario, que decide acogerlo y enseñarle todo lo necesario para acabar con los vampiros. 

Desde entonces, Martin y "el Señor" (como así lo llama Martin) se movilizan a través de una norteamérica yerma y peligrosa y van encontrándose con víctimas y asesinos. Los más peligrosos no son los vampiros, sino otros supervivientes que se agrupan en forma de secta y que creen que el fin del mundo les da el poder de hacer lo que deseen (lo que suele pasar, vease por ejemplo "28 días después").

Stake Land (la tierra de las estacas) es una road movie en la que los protagonistas van buscando algo. Martin, ser capaz de defenderse y posteriormente tal vez encontrar alguien a quien poder llamar familia. El cazavampiros busca tal vez algo parecido, pero al fin y al cabo es un alma solitaria. Poco a poco irán encontrando amigos y enemigos a medida que se dirigen a donde creen que pueden empezar una nueva vida, pero sin embargo la tierra cada vez está más despoblada. En este sentido es muy parecida a "The Road", película apocalíptica y carente de toda esperanza que pretende ser una autocrítica en defensa del medioambiente. Y me atrevería a compararla también con "The Walking Dead", el comic. Stake Land tiene algunos puntos en común. 

En general, el tono sombrío de la película es lo más destacable, como un punto de vista de la soledad que encontramos las personas en un mundo que nos hemos creado nosotros mismos. Esta sensación está encarnada en el personaje del cazavampiros (gran personaje), pero impregna toda la historia. Si a eso añadimos algunas escenas escalofriantes en las que aparecen los vampiros, y una sorpresa final tenemos una película de aire independiente muy interesante.

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