Frozen empieza como la típica película americana donde unos chavales inconscientes van buscando el peligro hasta que lo encuentran. Se trata de tres chicos que van a esquiar un fin de semana, dos son amigos, Dan y Joe, y una chica, Parker, que es la pareja de Dan. Joe está algo celoso de que ahora Dan, que siempre ha estado con él, tenga ahora novia y le dedique más tiempo. La idea genial que tienen es ir a hacer un último descenso por la pista cuando ya están cerrando y se avecina un temporal. En ese momento, cual argumento de "Open Water", hay un despiste en los controladores de la pista, y se olvidan de ellos cuando están subiendo a la montaña en el telesilla...
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Al principio se piensan que es un algún fallo temporal, ya que se les queda parado el telesilla antes de llegar y a una altura de unos 15 metros del suelo, pero luego descubren que es un olvido real cuando comienzan a apagar las luces de la pista y pasa más tiempo y nadie viene a rescatarlos. La cosa se pone realmente fea.
Aparentemente, podría pensarse que solamente deben esperar a que llegue alguien, pero hace un frío tremendo y puede que se queden congelados si pasan la noche ahí. Por tanto, comienza la búsqueda de una solución para conseguir bajar de la telesilla y volver a la base antes de morir congelados.
La película en sí es bastante simple, y no tiene grandes interpretaciones ni un guión asombroso, pero, aparte de lo "esperable" que se puede pensar que harían los protagonistas en una situación así, aparte obviamente de discutir entre ellos, hay una sorpresa interesante que hace que la película gane enteros en emoción. No lo voy a contar, pero para mí es lo que hace que la película tenga interés.
Así que aquí queda esta recomendación de la semana, Frozen, para refrescarse un poco ahora que viene el calor, y para pasar un rato algo escalofriante.
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